Los dilemas sobre la explotación de los recursos naturales tanto para el desarrollo como para la preservación del medio ambiente fueron muy tempranamente objeto de un llamado de alerta de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL). Hace casi cuatro décadas, Raúl Prebisch, entonces director de la Revista de la CEPAL, advertía sobre la incapacidad de la economía para prever y enfrentar los problemas inherentes al medio ambiente y al agotamiento de los recursos naturales. Prebisch hacía referencia a la relación entre los recursos naturales y la amenaza de la contaminación y la concentración urbana, temas que en aquellos años ya estaban instalados en la agenda y la mirada de líderes políticos y académicos y organizaciones congregadas en torno al Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA). Asimismo, el ex Secretario Ejecutivo de la CEPAL resaltaba las consecuencias del desarrollo en términos de lo que él llamaba la “depredación de recursos naturales agotables”1 . Finalmente, Prebisch alertó sobre las inciertas vicisitudes de los factores ambientales y su influencia en la desigualdad social, trazando lo que pocos años después se convirtió en una parte constitutiva de la agenda de la CEPAL. Las preocupaciones sobre el medio ambiente y los recursos naturales, así como sobre la igualdad y el cambio estructural progresivo, se han constituido en temas claves de la labor de la CEPAL. La igualdad pasó a ser medular en la agenda cepalina de la última década, como queda de manifiesto en la literatura institucional de los períodos de sesiones celebrados en los últimos años, así como en innumerables informes y 1 R. Prebisch, “Biosfera y desarrollo”, Revista de la CEPAL, Nº 12 (E/CEPAL/G.1130), Santiago, Comisión Económica para América Latina (CEPAL), 1980. 14 Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL) estudios publicados por la CEPAL en ese mismo lapso. La igualdad está presente incluso en los títulos de los documentos presentados en esos períodos de sesiones, que comenzaron con La hora de la igualdad: brechas por cerrar, caminos por abrir2 y siguieron con Cambio estructural para la igualdad: una visión integrada del desarrollo3 , Pactos para la igualdad: hacia un futuro sostenible4 , Horizontes 2030: la igualdad en el centro del desarrollo sostenible5 y, finalmente, La ineficiencia de la desigualdad6 . En todos los casos se puso de manifiesto el objetivo central de reducir la desigualdad en la región, cuya existencia y persistencia representa una condición inadmisible y contraria a todo sentido ético y a la propia lógica del ansiado desarrollo. En el caso de los recursos naturales, la centralidad del concepto de igualdad favoreció el surgimiento de una mirada más amplia de dichos recursos, en la medida en que se trata de dotaciones que se constituyen en salvaguarda económica del presente y el futuro de los países de la región. Avanzar hacia la igualdad implica activar esfuerzos para mejorar la distribución de la riqueza, más allá de la asistencia prioritaria que requieren los sectores más vulnerables de la sociedad. En este escenario, aspectos como el acceso y la propiedad de los recursos naturales y la apropiación y distribución de las rentas provenientes de su explotación deben desempeñar un rol coherente con la búsqueda de la igualdad intra- e intergeneracional. La igualdad impone una visión de largo plazo sobre las ventajas, riesgos, costos y beneficios de la explotación de los recursos naturales que considere el bienestar y la reproducción de la vida de todas las personas en el tiempo. Con el objeto de hacer realidad esta visión, que reconoce las tensiones, mutaciones y contradicciones que puede generar la explotación de los recursos naturales en el contexto de economías políticas complejas y culturas de privilegio dominantes en la región, se requiere de un Estado que impulse cambios estructurales sostenibles con adecuados efectos distributivos y que garantice el patrimonio natural y los servicios ecosistémicos críticos para la vida actual y futura. El logro de la igualdad requiere también de una sociedad organizada con acceso a información pertinente y a la participación en temas relevantes que afecten su vida y su entorno. En este ámbito, el pacto social cumple un papel esencial como instrumento político destinado a 2 Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL), La hora de la igualdad: brechas por cerrar, caminos por abrir (LC/G.2432(SES.33/3)), Santiago, 2010. 3 CEPAL, Cambio estructural para la igualdad: una visión integrada del desarrollo (LC/G.2524(SES.34/3)), Santiago, 2012. 4 CEPAL, Pactos para la igualdad: hacia un futuro sostenible (LC/G.2586(SES.35/3)), Santiago, 2014. 5 CEPAL, Horizontes 2030: la igualdad en el centro del desarrollo sostenible (LC/G.2660/Rev.1), Santiago 2016. 6 CEPAL, La ineficiencia de la desigualdad (LC/SES.37/3-P), Santiago, 2018. La bonanza de los recursos naturales para el desarrollo: dilemas de gobernanza 15 la resolución de los dilemas políticos en la sociedad, que somete a cada ciudadano al respeto y la obediencia de la voluntad general puesta a disposición para la mejora de sus instituciones, su integridad física y su propio futuro. La CEPAL concibe el pacto como un dispositivo destinado a poner en marcha políticas públicas y reformas institucionales que los países de la región requieren para responder a los dilemas del desarrollo. La centralidad que la CEPAL otorga a la igualdad y la sostenibilidad ambiental se ha orientado también al cumplimiento de los Objetivos de la Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible y los compromisos surgidos del Acuerdo de París, de 2015. De esta forma, las agendas política, económica, social y ambiental han comenzado a activarse e interrelacionarse en favor de una reflexión más útil sobre la correspondencia que existe entre la igualdad, los recursos naturales y el medio ambiente. Falta aún mucho por discutir a nivel regional, nacional y subnacional, pero en la última década se dieron pasos importantes en esa dirección. Los países de la región, aunque de manera heterogénea, han incorporado en sus planes de desarrollo estas preocupaciones y las han relacionado progresivamente con los Objetivos de Desarrollo Sostenible. Sin embargo, el diseño y la aplicación de políticas concretas de manejo sostenible de los recursos naturales, así como su efecto distributivo en favor de la población, siguen siendo todavía un desafío, al mismo tiempo que emergen de manera creciente conflictos socioambientales relacionados con su explotación. Por otra parte, el último ciclo de bonanza de precios de materias primas, que favoreció a varios países de la región y permitió mejorar su desempeño económico y social, no logró un vuelco hacia un desarrollo más sostenible económica, social y ambientalmente en los años posteriores a la bonanza. Por ello, la CEPAL reconoce la necesidad de apoyar una adecuada gobernanza de los recursos naturales en los países de la región, así como de favorecer las instancias y mecanismos de coordinación regional en los ámbitos fiscal, comercial, tecnológico y de infraestructura, entre otros, que apoyen un manejo más sostenible de dichos recursos en favor de un desarrollo más incluyente y menos vulnerable. Las transformaciones ocurridas en la economía de la región durante la última década y media, particularmente en lo relacionado con la propiedad, el manejo, el aprovechamiento y la transferencia de las rentas obtenidas de los recursos naturales, plantean la necesidad de un cambio de paradigma en la relación del Estado con el sector privado y la sociedad civil, en que el Estado debe desempeñar un papel clave como conductor de dichos cambios, en cuanto tiene poder legítimo y autoridad para tutelar y tomar decisiones en favor del bien común. Esto no impide, sino que, al contrario, hace indispensable gobernar con las partes interesadas involucradas, incluidas las comunidades, las empresas y la sociedad civil. 16 Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL) Una adecuada gobernanza de los recursos naturales requiere instituciones fuertes y, al mismo tiempo, normas, procesos y conductas acordes con el ejercicio del poder público con participación, responsabilidad, efectividad y coherencia. Requiere, además, de una activa interacción entre los distintos niveles de gobierno que aporte al buen uso y manejo de los recursos naturales y sus rentas. Así, la gobernanza “es la contraparte institucional para potenciar cambios estructurales, velando al mismo tiempo por que la explotación de los recursos naturales redunde en un genuino desarrollo económico, con encadenamientos productivos virtuosos, una infraestructura que promueva sinergias entre usos productivos y sociales, sostenibilidad ambiental y pleno respeto de los derechos de pueblos y comunidades”7 . La gobernanza de los recursos naturales exige una visión de largo plazo y una nueva apreciación de los conceptos de igualdad, cambio estructural progresivo y pactos o acuerdos de cooperación regional que la propia CEPAL ha impulsado a lo largo de siete décadas de trabajo. Es un instrumento adecuado para mediar en la correlación de fuerzas sociales y políticas, que permite una mayor coordinación de las economías de los países, pero también un ordenamiento de sus decisiones en materia social y ambiental. Se trata de una plataforma que promueve la interacción de actores públicos y privados y que mejora la capacidad de acción y planificación del Estado y su compromiso con la implementación de políticas en un marco de transparencia y apertura al diálogo entre los distintos grupos sociales y en cada uno de los países. Mediante el gobierno adecuado y efectivo de los recursos naturales, con la participación de las diversas partes interesadas, se puede apoyar el cambio desde “la trayectoria del pasado, insostenible y asociada a un conflicto distributivo de creciente intensidad, con fragmentación social, institucional y política”8 hacia “un nuevo estilo de desarrollo, en que la acción colectiva y los pactos de largo plazo en sociedades democráticas promuevan la igualdad, la transparencia y la participación, con foco en la productividad, el empleo de calidad y el cuidado del medio ambiente, a partir de la difusión de las nuevas tecnologías en un gran impulso ambiental”9

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